Autor: Ing. Rogelio Vega.*
Hace
poco un alumno me manifestaba su opinión sobre la clase de religión que recibe
en su escuela: en resumidas cuentas me decía que no la veía útil y le perecía
en ocasiones aburrida. El comentario de este joven de unos diecisiete años me
de dejó pensando pues yo me dedico también a la enseñanza de la religión desde
hace tiempo. ¿Cómo es posible que un alumno se aburra al escuchar de Dios que
es la persona más interesante de la que se puede hablar y cuyo conocimiento da
sentido y llena nuestras vidas?, ¿habrá algo que podamos hacer los educadores
para presentar de manera más atractiva la figura de Jesucristo?
El
Papa Benedicto XVI ha estado hablando mucho de la nueva evangelización, ha
convocado el año de la fe en toda la Iglesia e invita a todos a profundizar en
la fe profesada, celebrada, vivida y rezada, cuatro ejes que no hemos de perder
de vista. La nueva evangelización implica conocer a fondo al hombre de hoy,
entender su motivación y sus necesidades, los interrogantes profundos que se
plantea, hablar su mismo lenguaje. ¿Quiénes fueron los primeros en aprender las
lenguas indígenas? precisamente los misioneros pues querían entender a los
hombres que tenían delante y hablarles en su mismo idioma del mensaje más
grande que tenían: el Evangelio.
El
año de la fe es un buen momento para establecer un diálogo con los alumnos,
entender las preocupaciones que tienen e intentar resolver en conjunto las
interrogantes que todo hombre y mujer se plantean en el transcurso de su vida:
el sentido del dolor y del sufrimiento cuando aparecen; el don de la vida y la
responsabilidad de respetarla, el conocimiento de la verdad, el uso de la
libertad… etc. Este diálogo con los alumnos implica nuevos enfoques,
una nueva metodología, una renovada actitud que permita a los alumnos descubrir
que vale la pena encontrarse con Jesucristo, amarlo y, como consecuencia de ese
amor, servir a los demás. Buen momento para estudiar, profundizar, e
intercambiar experiencias en nuestra labor docente de enseñar
religión. ¿Qué podemos hacer para dar sentido de novedad en la enseñanza del
conocimiento de Dios?
*Información del autor
Ing. Rogelio Vega Llana. Su experiencia como ingeniero y su vocación de
servicio, humanista y religiosa han permitido una fabulosa comunión entre la
ciencia y la fe que lo ha colocado con un reconocimiento académico intachable
en el rubro académico y moral. Su experiencia laboral ha apuntado a la
formación de valores en temas y conferencias tales como la sexualidad y el
amor, colabora en el comité de información del Opus Dei y ha
desempeñado cargos docentes en la Universidad Panamericana.
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